LA PRIMAVERA LLEGÓ

LA PRIMAVERA LLEGÓ

La Primavera llegó. La Primavera llegó. Ya la tormenta pasó. Ya la tormenta pasó.

Ya la tormenta pasó, y la Primavera a los montes, costas y valles llegó.

El invisible alquimista y artista, diseñador, y creador de las llamadas estaciones, ya su tarea emprendió.

En la Montaña, la alquimia de sólidos a líquidos, ya comenzó. La blanca nieve en elixir de vida se comenzó a transformar, y en el río hacia el mar se ha comenzado a integrar.

Al principio de la Primavera, el urogallo azul, es el primero al Monte llegar, y sus cantos de amor el primero en cantar.

Enamorado de la vida, de las primeras señales de Primavera, y de un amor en el presente no existente, pero que por fe, acompañado de su bello canto, tarde o temprano se tendrá que manifestar.

Como la Primavera, llegará el Amor cuando una bella dama de Él se enamore al escuchar de su canto su encanto.

La manzanita con sus bellas flores y matices como cielos rosados, morados, y blancas nubes, en forma de cantos visuales, “la Primavera llegó” Han comenzado a anunciar y al bosque han empezado a adornar.

A las abejas hambrientas, y colibrís con bellos plumajes, y colores como celesiales Primaveras, su dulce néctar ha comenzado a brindar.

La tierra, árboles y plantas de agua sedientas, después de un árido y cálido verano las tormentas invernales  mojaron, y semillas durmientes hidrataron, despertaron y activaron.

Lentamente, el agua caída como maná del cielo absorbieron, y las señales que ya la Primavera está  a la vuelta de la esquina interpretaron, y al cambio climático, sin miedo, política y verdes tratados, se asimilaron.

También a las ranas con sus gotas de lluvia, elixir de vida, sus labios les mojaron, y con ansias y cantos la Primavera esperaron.

“Después de la tormenta viene la calma, viene la paz” en el natural templo de la Madre Naturaleza, las ranitas cantaron, y con su bello canto mi templo intoxicaron.

Ya la tormenta pasó. Ya la tormenta pasó, y la Primavera llegó, la Primavera llegó. 

La Madre Naturaleza, el divino proceso y la mágica llama de la Primavera encendió.

Raises enterradas en tierras cálidas, y en tierras congeladas, semillas olvidadas, algunas por mucho tiempo en las entrañas de la Tierra guardadas, hoy son resucitadas.

La lagartija de su cuevita salió, y con muchas ganas los primerizos rayos del sol de la nueva Primavera, de panza en una pequeña roca absorbió.

Los ojitos abrió, una mirada me dio, un insecto comió, los ojos cerró, y a dormir y soñar regresó.

La primavera llegó. Después un largo, fuerte, y tempestuoso invierno, la primavera llegó. 

Allá por las tierras tropicales donde la Tierra me vio nacer, aunque las Primaveras no son tan obvias como en lo alto, El campesino, después del temporal y la tormenta, de su casita de adobe salió.

Agradecido porque el uracanado temporal, y fuerte viento su rancho no le destruyó, gracias a Dios, a La Gran Madre y a la Virgensita por una nueva Primavera dio.

Una fogata encendió, y una humilde ofrenda de salvia, café, cacao, maíz y papaturros de abundantes cosechas pasadas ofreció.

Un sagrado puro, mescla de tabaco, y salvia, con su compañera de infancia, la India y salvaje Mariajuana humó, y un juerte trago de chicha tomó. 

Y con la fe de una semilla de mostaza y la ayuda de sus siete cipotes, la tierra para sus siembras preparó.

La Primavera llegó, y la Madre Tierra el pasado Verano, Otoño e Invierno atrás dejó y sin algún resentimiento ese pasado olvidó.

A su presente obra de arte llamada Primavera se dedicó, y con el sutil, y antiguo toque de un artista visual, sin influencia de escuelas, y artes modernas, con su viejo pincel fabricado por el espejismo del tiempo, un nuevo paisaje pintó.

Primavera, Verano, Invierno y Otoño, frutos de amor que Dios y  La Gran Madre en forma de estaciones nos regaló.

La primavera llegó, y los pájaritos que antes del invierno pal Sur se esfumaron, o mejor dicho, se las picaron. Hace ya unos días atrás al Monte regresaron, y sus dulces cantos de amor y de buscar pareja cantaron.

En lo alto, muchísimo más altísimo de donde se desplaza el Águila en su vuelo celestial, ya se ven y se escuchan los Gansos y Patitos pal Norte volar, y con gozo, su fuerte y conocido canto,  “La Primavera llegó” cantar.

Conciertos celestiales para el, cuerpo, alma, y espíritu disfrutar. Definitivamente una danza imposible de ignorar.

El eco de su bello canto resuena en la Montaña como una linda canción de amor, vibración que se expande por el mundo mitigando el sufrimiento y dolor.

“Todos somos todo”, en la nueva Primavera, con amor, canta el pájarito cantor.

Los venaditos como el migrante hispanoparlante, en busca de nuevas oportunidades, arroyos con aguas cristalinas y verdes prados, su viaje pal Norte empezaron. 

En el camino, ¿” Porque es que el migrante, en vez de cultivar sus tierras, y disfrutar las lindas Primaveras, abuso y papel ya sin mucho valor buscaron”? los venaditos se preguntaron. 

“Quizás a buscar nuevas Primaveras se dedicaron” Los florecientes prados les contestaron. 

La Primavera llegó, y su magia escondida en lo profundo del invierno resucitó, y las semillas dormidas, de su profundo sueño despertó.

La Primavera llegó, y lo que muerto parecía, a la vida volvió.

El dormido Genio, en forma de retoños, hojas, flores, suaves, y tibios vientos, ya despertó, y todavía medio dormido y soñoliento preguntó, que a que horas ayer se durmió.

“El tiempo solamente es relevante al humano”, un suave viento susurró.

El Oso, de su eterno invernar, y soñar, al sueño de esta vida despertó y a esta realidad volvió. Que su visita a este mundo es solamente temporal se recordó, de su cuevita salió, y su precioso tiempo disfrutó y aprovechó.

Con su agudo olfato, el dulce olor de la nueva Primavera aspiró.

El medio ambiente olió, su entorno  observó y los tibios rayos del sol con agradecimiento en su carita sintió y absorbió, y a la ya derritiendose nieve, un lenguaso le dio.

“Ah! Los simples placeres de la vida!”  Con la simple alegría de estar vivo, en el intenso silencio del bosque, con muchas ganas gruñó. 

La Primavera llegó y las tormentas pasaron. Los tibios rayos del sol, los montes, costas y valles abrazaron.

Cuentan unas Adas, que en forma de mariposas vuelan por las cascadas, que hace ya muchas, pero muchas lunas, la Primavera, de los rayos del sol se enamoró. 

De su Amor, las flores y lirios del campo Ella engendró,  y a través del pasar del tiempo, su amor por todo el mundo, el hanciano viento llevó, y como un incendio forestal en tiempo de sequía ese lindo Amor se expandió.

Dicen unos Angelillos, que en forma de Grillos cantan por los campos, montes y ríos, que un día, Dios, ese Amor observó.

Con Él, El Universo expandió, y en otros mundos, el eterno Amor de la Primavera brotó.

La primavera llegó, La primavera llegó.