UNA MARIPOSA EN EL CAMINO

UNA MARIPOSA EN EL CAMINO

Una Mariposa en el camino, encontré un día mientras caminaba hacia un destino.

Una linda Mariposa en el camino, encontré un día caminando hacia ningún destino.

Criatura esplendorosa que en una piedra reposaba y parecía esperarme en el camino. 

Bella Mariposa que jugaba como niña en el camino, sin importarle algún destino.

Sin importarle quien llegó, quien se fue, o quien ya vino, mientras que en agua se transforme el vino.

Una Bella Mariposa adornaba mi camino. Bendición en el camino, para este caminante peregrino.

Mariposa con alas que parecían ser bordadas con seda o quizás con lino.

Con púrpuros colores que parecían extraídos de algún añejado vino.

Fino vino con uvas sembradas y que con sudor y agua, el elixir de la vida, habían sido regadas.

Moléculas de agua que acariciadas por la alquimia de Amor, Tierra y Arte, necesidad y trabajo, en vino tinto se habían transformado.

Cuidadas por un campesino que de algún olvidado cantón de Latino America vino y por no tener papiros lo consideran clandestino.

Mariposa, Mariposa, hay que cosa tan preciosa, de un gusano a una rosa. Hay que Mosa mas Gran Diosa de una oruga brotó una Diosa, de en los suelos arrastrarse, a los cielos transportarse.

Mariposa, Mariposas que enseñanzas tan preciosas, entrelazadas en la vida, como las espinas y las rosas.

Quizás no es el éxito, el fracaso, la adversidad, la calidad del vino o el destino, sino, lo que nos pasa, en lo que nos convertimos en el camino.

Aroma de rosa con vestiduras de Diosa, era así la Mariposa que esa tarde me encontré el camino.

Unos dicen que Jesus vendrá, otros dicen que ya vino, pero la vedad es que a mi lado siempre ha andado en mi camino.

Quizás esa tarde como Mariposa se transformó y se manifestó en mi camino.

De la altura, observaba todo un Águila mientras pasivamente se desplazaba en su celestial camino.

Me observaba el roble, me acariciaba el viento, también me observaba el cedro mientras como un niño con la mariposa caminaba en el camino.

Me observaba el pino, mientras Yo, observaba la Mariposa y la Mariposa me observaba en el camino. 

Sentía que de allá de la roca más alta, me observaba un salvaje felino, como lo he sentido muchas veces caminando en el camino.

Quizás era un Ser Elemental, una linda Ada con alas de Mariposa, con cuerpo de Diosa, y con cara de rosa, que había  abierto un portal y se escondía en una roca al lado de un gran matorral, de donde también brotaba un pequeño manantial.

Observando el jugar del viento, la Mariposa y el Peregrino, que con la mariposa a su lado caminaba, enfocado, pero sin ningún destino.

Todo observa todo, me compartía la sabia Mariposa, mientras en mi hombro se posaba y descansaba en el camino.

A lo lejos se escuchaba un alarido femenino, quizás era un grito de dolor o de placer porque Ella se quedó, ya se fue o ya se vino.

La Madre Tierra haciendo el amor con el viento, con la mescla de sol, nieve y granizo.

Bajo el techo de las oscuras nubes, truenos, relámpagos y con el pencazo de agua que esa tarde allá arriba en Monte Shasta se vino.

Impetuoso torbellino es a veces el caminar en el camino, si te bota te levantás, te sacudís y seguís en tu camino.

En el remolino de la vida hace una pausa el caminante peregrino, observando jugar el viento, dando gracias por el aliento, el diario sustento, por cada paso y por la Mariposa en el camino.

En vuelo me seguía la Mariposa, quizás pensaba que Yo era su amante o tal vez su padrino.

¿Acaso sentía que por un momento me había desprendido del correr de la vida, de la rutina y lo que a veces parece ser un incontrolable e interminable camino? 

Encuentro repentino con un Ser bien divino, como un deseo concedido por la lámpara de Aladino.

Caminando por la linda vereda de la vida, a veces rocosa, pero sobre todo, preciosa, donde vuelan muchas Mariposas, pero una de Ellas me esperó en el camino. 

 Gracias Madre Tierra por las veredas rocosas con sus enseñanzas preciosas, por los planos caminos, y los cultos matutinos y por solidificarte a cada paso de El Caminante peregrino.

Gracias Señor Dios de mi Ser por enseñarme a ver, por la fe, por cada paso, por la vida, con destino o sin destino, gracias porque en la oscuridad alumbrás mi camino.

Gracias por esa Maestra Gran Diosa. Gracias por la linda Mariposa que me encontró en el camino.